Gabriel Calvillo

diseño industrial

REFUGIO

Refugio es un proyecto que tiene la intención de generar una relación más estrecha entre las ciudades (humanos) y la naturaleza (abejas). El proyecto está concebido como una serie de objetos que proveen de refugio, agua y alimento a diferentes especies de abejas solitarias. Abejas que no viven en colmena, no tienen reina y por lo tanto no producen miel, la mayoría no son agresivas y muchas de ellas ni siquiera tienen aguijón. Por mucho tiempo dichas especies no recibieron mucha atención, pero estudios recientes demuestran que posiblemente sean los polinizadores más eficientes.

Proyecto realizado con el apoyo del FONCA.

Refugio

Los objetos fueron diseñados en relación al comportamiento natural de estas especies, las cuales buscan resguardo en perforaciones o túneles en pedazos de madera, grietas de muros o en ramas huecas. La casa consta de varios módulos hechos de madera y de cerámica que pueden ser utilizados por diferentes especies de abejas solitarias tanto para descansar como para anidar.

Casa

Uno de los mayores retos que enfrentan las abejas en contextos urbanos es el de encontrar fuentes seguras de agua limpia. El bebedero busca imitar los espacios donde suelen encontrar agua en la naturaleza. Una pieza de cerámica con forma ondulada genera pequeñas “playas” desde donde las abejas pueden tomar agua.

En tiempos en los que más de la mitad de la población vive en ciudades, pareciera que luchamos por excluir a la naturaleza de nuestras vidas. Las plantas que crecen entre las grietas de concreto son despreciadas estéticamente, se tiran árboles para construir estacionamientos y se construyen centros comerciales donde antes habían parques. Ian Tchagra Little, biólogo conservacionista, plantea lo siguiente: “¿Qué es la ciudad sino un intento por excluir a la naturaleza? ¿Cómo es que una araña en la casa es vista como una plaga, en vez de como un asesino de plagas? Veo que la naturaleza lucha para encontrar un equilibrio en grietas y agujeros dentro de nuestro mundo desarrollado (…) y los humanos luchan por el exceso y consumismo.”

Muchas especies tanto de flora como de fauna han logrado adaptarse a entornos dominados por el ser humano. Un caso que resulta muy llamativo es el de los insectos, Según se plantea en el artículo “La Ciudad como Refugio para Insectos Polinizadores” publicado por Conservation Biology; “Las investigaciones sobre los insectos polinizadores urbanos están cambiando las percepciones sobre el valor biológico y la importancia ecológica de las ciudades. La abundancia y la diversidad de las especies nativas de abejas en los paisajes urbanos, que además están ausentes en los terrenos rurales cercanos, evidencian el valor biológico y la importancia ecológica de las ciudades y tienen implicaciones para la conservación de la biodiversidad”.

Se toma la decisión de trabajar el tema de los insectos porque posiblemente son nuestro objetivo principal cuando hablamos de excluir a la naturaleza de nuestras vidas. Insecticidas, repelentes y trampas se utilizan masivamente alrededor del mundo todos los días. Pareciera que olvidamos que los insectos juegan un papel sumamente importante en el equilibrio ambiental. Son los principales controladores de plagas, además de que se encargan de descomponer un porcentaje importante de la materia orgánica, sin olvidar que son los principales polinizadores y el alimento de muchas otras especies. La gran importancia que tienen los insectos para la conservación de la biodiversidad hace evidente que existe una gran oportunidad de diseño en relación a este tema. El estrechar nuestra relación con los insectos puede traer consigo una gran variedad de beneficios.

Abeja Apis mellifera tomando agua del bebedero

No existe un insecto que tenga una relación tan cercana con el hombre como la abeja. La Apis mellifera (abeja melífera occidental) fue una de las primeras especies de insectos domesticados por el hombre y posiblemente la más importante a lo largo de la historia humana. Originaria de Europa se benefició de su estrecha relación con el hombre y gracias a su extraordinaria capacidad de adaptación actualmente la podemos encontrar en casi todo el mundo. Generalmente se cree que la importancia de nuestra relación con dicho insecto radica únicamente en los productos que podemos tomar directamente de una colmena como lo son la miel, el polen, la jalea real, la cera o los propóleos. Sin embargo el papel de las abejas en el medio ambiente y en la vida humana es mucho más importante de lo que muchos nos hubiéramos imaginado.

Abeja Megachilidae (cortadora de hojas) construyendo su nido
Nidos de abejas Megachilidae (cortadora de hojas) en el interior de la casa

Millones de años de coevolución entre flores y abejas han convertido a las abejas en los polinizadores por excelencia. Cerca de 250,000 especies de plantas dependen de las abejas para ser polinizadas, muchas de las cuales son cruciales para la producción de alimentos. Según la FAO de las 100 especies de plantas que se utilizan para producir el 90% de los alimentos que consumimos, 71 son polinizadas por abejas. Se estima que el valor de la polinización realiazada por las abejas es superior a los 170 mil millones de dólares al año. Además de que muchas medicinas, tanto convencionales como alternativas son producidas a partir de este tipo de plantas. Sin olvidar el algodón, una de las fibras más importantes en la industria textil, sino es que la más importante.

Como se mencionó anteriormente la Apis mellifera es la especie de abeja más común, los apicultores la utilizan alrededor del mundo para producir miel y para polinizar cultivos. Pero cuando hablamos de abejas es importante considerar que se conocen casi 25,000 especies en todo el mundo. Tan solo en México existen cerca de 2,000 especies que se consideran nativas, a diferencia de la Apis mellifera, especie que fue introducida al continente americano durante la conquista. Las especies de abejas nativas son fundamentales para la conservación de especies de plantas nativas. Se tiene evidencia de que dichas abejas son mejores polinizadores para los cultivos con los que coevolucionaron. Lo que en México se ve reflejado en una mejor producción de alimentos como tomates, chiles, pimientos, aguacates o calabazas cuando hay abejas nativas presentes en las áreas de cultivo. José Javier Quezada y Ricardo Ayala mencionan en su publicación “Abejas Nativas de México” lo siguiente: “Conservar la diversidad de abejas nativas es esencial porque dichas especies propician la polinización óptima de cultivos en un país con creciente demanda de alimentos…”.

Abeja Apis mellifera tomando agua del bebedero

La gran mayoría de las casi 25,000 especies de abejas que conocemos son consideradas abejas solitarias. Esto quiere decir que son abejas que no viven en colmena, no tienen reina y por lo tanto no producen miel, la mayoría no son agresivas y muchas de ellas ni siquiera tienen aguijón. De las más de 200 especies de abejas que podemos encontrar en un lugar como Yucatán, solamente 16 especies viven en colmena, de las cuales únicamente 5 producen miel. Esto quiere decir que más del 90% de las especies de abejas que existen en Yucatán son consideradas abejas solitarias, un porcentaje similar al total de especies de abejas solitarias a nivel mundial. A diferencia de las abejas melíferas, las abejas solitarias no generan productos que podamos consumir directamente como la miel, por lo que a lo largo de la historia se les ha prestado poca atención. A pesar de esto, estudios recientes demuestran que las abejas solitarias son mejores polinizadores. A diferencia de las abejas melíferas, las abejas solitarias no tienen cestas de polen en sus patas traseras, lo que genera que el polen se desprenda fácilmente de su cuerpo y que las posibilidades de que la polinización sea exitosa aumenten considerablemente, además de que una abeja solitaria visita un mayor número de flores que una abeja melífera a lo largo de su vida. Según publicaciones de Cornell University una abeja solitaria puede polinizar hasta el triple que una abeja melífera. Además de que existen plantas como la berenjena y el tomate que dependen casi completamente de las abejas solitarias.

Abeja Apis mellifera tomando agua del bebedero

Desafortunadamente al igual que muchas otras especies, las abejas están siendo afectadas por los efectos destructivos de la actividad humana. La población de las abejas a nivel mundial ha sufrido severas pérdidas en los últimos años. Por falta de estudios es difícil saber cuáles son las causas exactas, pero muchas investigaciones apuntan hacia diversos factores como lo son el cambio climático, el uso de pesticidas a gran escala, la creciente deforestación, el uso excesivo de monocultivos y la aparición de nuevos agentes patógenos. Muchas abejas solitarias se ven especialmente afectadas por estos factores y a pesar de que existen muchas iniciativas para rescatar a la abejas, éstas están dirigidas casi exclusivamente hacia las abejas melíferas.

La conservación de especies de abejas solitarias o de insectos polinizadores en general se puede considerar de gran impacto, como se menciona en el artículo publicado por Conservation Biology citado anteriormente; “Debido a los requerimientos funcionales relativamente pequeños de los insectos polinizadores – extensión del hábitat, ciclo de vida, comportamiento de anidamiento – en relación con los mamíferos más grandes, argumentamos que los polinizadores colocan a la conservación urbana de alta prioridad y alto impacto dentro de nuestro alcance.” Considerando lo anterior tiene mucho sentido diseñar objetos que busquen mejorar las condiciones de vida de insectos polinizadores.

Manual de cultivo para la creación de un santuario para abejas solitarias / Diseñado en colaboración con Leo Calvillo

Como se menciona en el artículo de WIREDYou are worrying about the wrong bees”; “No podemos salvar a las abejas únicamente conservando pequeños espacios aquí y allá en parques nacionales. Necesitamos incluir espacio para ellas en los campos de cultivo, los parques de pueblos y ciudades, en pequeños patios y huertos urbanos…”. Una manera de generar estos espacios es crear jardines diseñados especialmente para atraer abejas. La mejor manera de atraer abejas es plantando plantas florales como lavandas, mejoranas o borrajas (entre muchas otras). Es importante que el tipo de tierra que se utilice esté libre de químicos. También se pueden colocar refugios para distintas especies de abejas, algo que les puede servir como lugar de descanso o de anidamiento.

Refugio en Huerto Tlatelolco

Una gran variedad de abejas solitarias buscan refugio en perforaciones en madera, grietas en muros o en ramas huecas. Muchas veces aprovechan túneles fabricados por otros insectos (principalmente escarabajos u otras abejas) en árboles muertos o pedazos de madera vieja, pero de ser necesario algunas especies perforan sus propios túneles. Otros tipos de abejas solitarias prefieren perforar o buscar túneles en la tierra o en montículos de tierra o barro. Estas especies de abejas suelen adoptar fácilmente nidos artificiales. También es importante que dentro de jardines y parques se dejen espacios de tierra libre para que distintos tipos de abejas puedan construir sus propios refugios subterráneos.

ENCUENTRA LAS PIEZAS DE REFUGIO EN TIENDA MONDO

*Fotos por Sergio López

BIBLIOGRAFÍA:

+Gwen Pearson, “You’re Worrying About the Wrong Bees”. WIRED (2015)

+José Javier Quezada y Ricardo Ayala, “Abejas Nativas de México. La Importancia de su Conservación”. CONACYT (2010)

+DK, Emma Tennant y Fergus Chadwick, “The Bee Book” (2016)

+Damon M. Hall, “The City as a Refuge for Insect Pollinators”. Conservation Biology (2016)

+Krisy Gashler, “Native Bees are Better Pollinators, More Plentiful Than Honeybees, Finds Entomologist”. Cornell Chronicle (2011)

+Beatriz Moisset y Stephen Buchmann, “Bee Basics. An Introduction to Native Bees”. USDA Forest Service / Pollinator Partnership (2010)

+Berenice González, “Abejas Nativas. Polinizadores al Rescate”. El Universal (2017)

+Nicola Bradbear, “La Apicultura y los Medios de Vida Sostenible”. FAO (2005)

+Román García Mora, infografía “Abejas Nativas. Joya de Nuestro Patrimonio Entomológico”. QUO México (2014)